A continuación queremos mostrar los tipos de cerámica más comunes y destacadas dentro del mercado, dependiendo de su uso, materiales, composición… Para tener una idea de cómo se clasifican y sus aplicaciones.

CERÁMICA DE USO FRECUENTE

Es un tipo de cerámica que se utiliza a temperatura ambiente y cuyo uso está sometido a diferentes procesos de cocción dependiendo de su estructura o materiales.

CERÁMICA POROSA

Los tipos de materiales correspondientes a este tipo de arcilla no han sufrido vitrificación, es decir, no pasan por el proceso de cocción al no ser expuestos a temperaturas lo suficientemente elevadas como para fundir el cuarzo con la arena; permanecen ásperos y logran absorber la húmedad. Son permeables a los gases, líquidos y grasas. Cuando estos se fracturan (rompen) su estructura es terrosa. Los ladrillos están considerados cerámicos porosos.

Los más importantes entre esta tipología de cerámica son:

ARCILLA COCIDA

Este tipo de arcilla cuenta con un color “rojizo” derivado del óxido de hierro de sus compuestos. Se componen de materiales artificiales que son obtenidos tras cocer la arcilla.

 La temperatura adecuada de cocción estaría comprendida entre los 700 y los 1000º C.

 Puede ocurrir que tras el proceso de cocción, el material sea recubierto con óxido de estaño denominado loza estannífera. Debido a la energía consumida en el proceso de cocción pueden suponer cierto impacto ambiental que, aunque esta energía no suele ser muy alta, si que representa en conjunto valores significativos.

Sus materiales son inocuos y reciclables tras su previa trituración. Son utilizados como áridos en rellenos , pavimentos y hormigones pobres. Podemos encontrar la arcilla expandida, como la más destacada en este tipo. En el proceso de fabricación se consiguen unas “pequeñas esferas” de arcilla cocida que son muy ligeras; su utilización se realiza en hormigones y en árido para rellenos.

Este tipo de material es muy utilizado en el mercado debido a sus propiedades aislantes y resistentes. Se utiliza tanto en obra nueva como en rehabilitaciones. Representa un material químico neutro totalmente inocuo. Con él se fabrican: tejas, ladrillos, baldosas, jarrones, cazuelas…

LOZA ITALIANA

 Su fabricación consiste en arcilla de tonalidades “rojizas” y “amarillentas” que son mezcladas con arena; también puede recubrirse con barniz transparente. La temperatura de cocción varía entre 1050 y 1070º C.

 El término loza es aplicado o se refiere a la mayoría de los objetos que son parte de la vajilla doméstica, cuyo material predominante y original es el barro cocido. Hay dos tipos genéricos de loza: loza monocroma y loza decorada. Su composición se debe, en gran parte a la base de barro arcilloso, la sílice cristalina y elementos fundentes como el caso del feldespato.

Según la clase de arcilla utilizada el color puede variar entre: color amarillo, rojo o negro. La impermeabilidad de la loza se consigue mediante un tipo de barniz “fluido” el cual contiene: sílice, minio, galena y blanco de plomo, todo ello, molido y disuelto en agua previa a su cocción. Esto permite que consiga una gran dureza y resistencia, ideal para elaborar vajillas domésticas. 

Su composición es a base de barro arcilloso, sílice cristalina, así como elementos fundantes con los que se consigue la formación de un tipo de cemento, el vítreo. El fundante primordial es el feldespato.

LOZA INGLESA

A partir de la arcilla arenosa de la que se elimina con el lavado del óxido de hierro y se le añade sílex , feldespato, yeso y caolín para conseguir mejorar la blancura de la pasta. La cocción se realiza con una temperatura de cocción entre 1200 y 1300º C. Posteriormente se extrae del horno y se cubre de esmalte. El resultado es parecido al de la porcelana pero se diferencia en que no es impermeable.

 Los tipos de loza existentes:

  • Loza verde y morado
  • Loza dorada
  • Loza de cuerda seca
  • Loza pintada con paleta de gran fuego
  • Loza pintada con paleta de pequeño fuego
  • Loza fina o tierra de pipa

REFRACTARIOS

Forman parte de las arcillas cocidas porosas, las cuales cuentan con un interior formado por grandes cantidades de óxido de aluminio, torio, berilio y circonio. La cocción se realiza con temperaturas que oscilan entre los 1.300 y los 1.600º C. Posteriormente, el enfriamiento se realiza de manera lenta y progresiva para evitar que se produzcan agrietamientos o tensiones internas. Con ello, se consiguen piezas que pueden llegar a soportar temperaturas de hasta 3.000º C. 

Los materiales refractarios deben mantener su resistencia y estructura para que puedan soportar temperaturas elevadas, resistir choques térmicos, tener baja conductividad térmica, ser químicamente inertes y contar con un bajo coeficiente de dilatación. 

Las arcillas que cuentan con la condición de refractarias se utilizan frecuentemente en la fabricación de materiales refractarios, como es en el caso de la chamota, que representa un material granular que se obtiene de la pulverización de ladrillos, piedras refractarias o elementos cerámicos cocidos. 

La chamota es utilizada en la fabricación de la alfarería y en los procesos de escultura para la obtención de texturas rústicas. Este material evita defectos como el agrietado o la laminación, y añade una mayor resistencia a la cerámica. Los materiales refractarios ácidos no pueden ser utilizados sin la presencia de una base química ya que puede producir corrosión. 

-Ladrillos refractarios: estos deben soportar altas temperaturas en el interior de los hornos. Forman parte de un tipo de material cerámico que posee unas determinadas características que los hacen especiales; su composición les hace ser elementos fundamentales entre las instalaciones industriales o en estufas de tipo doméstico.

Las caras de este tipo de ladrillos son lisas y hacen que estas características disminuyen su adherencia al mortero, lo que hace que su resistencia a altas temperaturas y a la abrasión sean óptimas. Este tipo de material debido a sus buenas propiedades térmicas suele ser bastante costoso y se emplea normalmente para revestir calderas, hornos rotatorios, parrillas, ollas de aceración…

Sus propiedades en el manejo no son tan simples como en el uso de ladrillos comunes, esto se debe a que por sus misma propiedades reacciona de manera explosiva en contacto con otro tipo de materiales que no sean los correctos. Aparte de cumplir con su función primordial de refractar, son excelentes contenedores de calor. 

Este tipo de material presenta una peculiaridad, y es que son fabricados en calidades variadas y dependiendo de la concentración de alúmina (óxido de aluminio), el ladrillo consigue resistir mayores temperaturas o ser usado para distintos medios.Para la producción de estos ladrillos existe la necesidad de que sus componentes estén expuestos a bajas presiones y que a su vez, sean quemados a temperaturas muy altas.

Existen dos tipos de ladrillo refractario:

Ladrillo Refractario con Alto Contenido en Alúmina: el coeficiente de dilatación térmica en este tipo de ladrillo es muy bajo. Debido a esta propiedad pueden soportar elevadas temperaturas, sin la necesidad de tener ningún tipo de deformación o dilatación que modifique el aspecto y las funciones del ladrillo tras su enfriamiento.

Ladrillos refractarios con alto contenido en sílice: están diseñados para ser expuestos a altas temperaturas. Cuando están sometidos a fases de alternancia o continuidad de temperaturas calientes a frías, suelen dilatarse de manera considerable para su uso industrial; el propio ladrillo sometido a estos cambios térmicos hace que terminen por desintegrarse.

Entre las características de los ladrillos refractarios encontramos el color característico de estos ladrillos que se se debe al proceso de fabricación: pueden ser de color marron o pardo blancuzco. Son piezas de alta calidad y poseen texturas lisas y homogéneas. Cuenta con una baja conductividad térmica y un alto punto de fusión.

- Electrocerámicas: en la actualidad se están llevando a cabo investigaciones en motores de automóviles, aviones, generadores eléctricos… con el objetivo de poder sustituir elementos metálicos en el futuro por elementos refractarios para poder obtener mayores temperaturas y mejorar así, todo su rendimiento. 

CERÁMICA COMPACTA

Entre sus características principales destacamos que su estructura es micro-cristalina con una tolerancia muy elevada a la impermeabilidad, la cual permite que no se absorba la humedad. Ejemplos de este tipo de cerámica son las lozas finas y las lozas de porcelana. 

CERÁMICA SEMI-COMPACTAS

La arcilla posee características más “finas”, y no cuenta con una gran capacidad de absorción de la humedad y por tal motivo su permeabilidad es baja. En comparación con otros tipos de cerámica, su uso es menos frecuente. 

CERÁMICA TENAZ

Este tipo de cerámica representa la variedad más resistente de todas. Su estructura permite soportar grandes esfuerzos, un mejor manejo y admite trabajar con él a temperaturas muy elevadas. El resultado final de las piezas muestra un material más compacto que los otros tipos. Esta cerámica es muy utilizada en la fabricación de baldosas. 

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